César Hildebrandt Blog

julio 30, 2006

La felicidad como tarea

Filed under: Artículos — cesarhildebrandt @ 4:16 pm

(La Primera) La felicidad como tarea

Según una encuesta recientemente publicada el 51 por cien de limeños declara ser infeliz. La felicidad, como se sabe, es un invento de los griegos.

Antes que ellos, antes que Tales o Aristipo, nadie se había puesto a pensar en eso de la felicidad ni mucho menos en trazarse como destino llegar a ella o considerarla como un deber.

Aristipo sostuvo que la felicidad era un sistema de placeres, es decir, un hedonismo padre que había que buscar cotidianamente.

Pero entonces llegó Platón y mandó parar la fiesta. Platón pensaba que la felicidad no era el placer sino la virtud, sobre todo la justicia y la templanza. Para mí que Platón fundó el sentimiento de culpa y la demagogia interpersonal que más tarde cristianos e islámicos convertirían en sablazos y decapitaciones. Porque no hay intolerancia más asesina que la de la virtud.

El señor Aristóteles admitió, por lo menos, que los factores exteriores (o los logros sociales en suma) algo tenían que ver con el contento pero insistió en que la única fortuna duradera era la que podía guardar el espíritu.

Cuando la cosa parecía equilibrarse llegaron los estoicos y la terminaron de embarrar: sólo los sabios podían ser felices porque sólo ellos podían ser autosuficientes y porque sólo ellos podían aceptar las asperezas del mundo desde su fortaleza interior.

No se habló durante siglos de la felicidad. Cuando las brujas crepitaban y los inquisidores programaban sus parrilladas al aire libre la palabra felicidad estaba prohibida si no se entendía como la aceptación del terror y la superstición. Y eso duró siglos e impregnó al occidente de ese halo sombrío que hasta hoy le dura.

En el pensamiento moderno fue Kant quien definió la felicidad como inalcanzable en la medida en que el deseo es insaciable y superará siempre la oferta de placeres y realizaciones.

Y fue la filosofía inglesa la que, con Hume a la cabeza, acarreó la idea de la felicidad a las masas y habló de sociedades que debían aspirar a la felicidad.

Por supuesto que ni Hume ni Stuart Mill pensaron en los indios que la cabellería inglesa se tenía que cargar de vez en cuando para que ellos pudieran pensar en la felicidad del Reino Unido.

En el colmo de la ironía, el acta fundacional de los Estados Unidos habla de la felicidad del pueblo, aunque esa generosidad estuvo reservada sólo a la inmigración blanca y no al mundo aborigen aniquilado brutalmente o a los negros importados como bestias de carga y tratados como raza inferior hasta 1963.

En fin, cuando los limeños dicen que son infelices siento que están culpando exclusivamente a terceros de su triste condición.

Porque tampoco se puede ser feliz si uno apuesta por la ignorancia, el salivazo en la vereda, la TV como fuente de información, la cervecita como única expansión y la sacada de vuelta como hábito de todas nuestras acciones.

La felicidad es una señora que verás poco y que jamás se quedará a dormir. Lo demás es un poco de grisura, sal gruesa, serenidad ante la adversidad y ejercicio sistemático del cerebro, esa bola de grasa que para la mayoría de nuestros compatriotas existe sólo cuando requiere de una aspirina.

Lo demás es no resignarse, pelear con armas limpias, tener un ideal, tener sentido del honor, saber que la vida no tiene segunda vuelta.

Cada uno podrá tener una idea de la felicidad pero sigo pensando que la flecha de Sartre dio en el blanco cuando dijo que la felicidad no consiste en hacer lo que uno quiere sino en querer siempre lo que uno hace.

Un amigo me dice que eso lo dijo antes Tolstoi y puede ser verdad, pero lo importante es que es cierto.

Y quizás allí esté la clave de la encuesta que comento. Cuando veo a las chicas en el banco contando dinero y a los mozos tuteados por los atorrantes y a los albañiles sin arneses y a los que se quedan dormidos cuidando fábricas que les malpagan digo para mí: ese secuestro injusto en una actividad que odias, eso es el infierno aquí y ahora.

Si el Perú fuese un país de menores desigualdades sociales y de relativa semejanza de oportunidades uno podría decir que esa gente se merece ese remedo de destino.
Pero no es así.

Y uno se pregunta cuántos de estos jóvenes de sueldos mínimos quisieron ir a la universidad pero no pudieron porque el padre acababa de perder el empleo, o porque la madre abandonada perdió el suyo, o porque el hermano padece una enfermedad de tratamiento costoso. O, sencillamente, porque del círculo de la miseria es casi imposible salir cuando el sistema está hecho para perennizarlo.

6 comentarios »

  1. La «felicidad auténtica» depende de lo que cada individuo entiende por tal. Sin embargo, parece que esta muchas veces es condicionada demasiado pronto y termina ahogada por la «felicidad oficial». Esto hace que sea casi subversivo frente a tu esperanzado entorno que tu sueño sea mantenerte poniendo una bodeguita y quedarte solterito. Se te puede hacer escarnio de que eres un «mediocre» o un «maricón» quizá porque tú pecado es que al final no vas a mover los engranajes del mercado de la forma como se esperaba.

    Comentarios por Percy Espinoza — julio 30, 2006 @ 5:55 pm | Responder

  2. Me gusto el post. Primera vez que vengo por este portal. Aunque para ser muy sincera me recordó aquella frase que alguna vez adapté:

    La normalidad y la felicidad no son absolutas, varían de acuerdo a uno.

    Entonces será que la gente es infeliz porque es capaz de aceptar que sus actos tienen consecuencias no siempre de su agrado?

    Comentarios por kat — julio 31, 2006 @ 10:29 pm | Responder

  3. Le contaron al gobernante de un país que todas las mañanas un hombre, al parecer loco, llegaba arrastrando sus andrajos hasta el borde de un basural de las afueras de la ciudad, instalaba ahí un fogón de piedras y se ponía a preparar sus alimentos en una olla; que en realidad la olla siempre estaba vacía y que después el hombre fingía verter parte de los imaginarios alimentos en un plato y simulaba comer. El gobernante, transpirando de sospechas, decidió ver al hombre.

    A la mañana siguiente, luego de observar oculto y a cierta distancia lo que hacía el hombre hasta el instante en que se llevaba la primera cucharada a la boca, el gobernante salió de su escondrijo y se acercó, seguido por el silencio de su numerosa comitiva.

    -Soy el que gobierna este país- le dijo al hombre.

    Sentado al pie del humilde fogón, el hombre levantó la mirada y observó al gobernante, pero no dijo nada. En seguida cogió la olla y otro plato, simuló verter en éste un poco del supuesto contenido de la olla y añadió
    una cuchara.

    -Sírvase señor- le ofreció el plato al gobernador.

    Convencido de que el hombre estaba loco, el gobernante hizo una mueca de enojo y resueltamente comentó:
    -Esto es una locura- y se alejó de prisa.

    Y no pudo oír que el hombre decía, con voz fatigada y triste:
    -No es locura, señor; es pobreza.

    (Antonio Gálvez Ronceros: «Espejismo», en «Historias para reunir a los
    hombres». Citado por Javier Mariátegui en «Salud Mental y Realidad Nacional»)

    Comentarios por Santiago Stucchi Portocarrero — agosto 13, 2006 @ 5:55 am | Responder

  4. En realidad, lo que se dice en este texto es muy cierto, la felicidad no puede ser absoluta y permanente, pues como dijo Nietzsche «el destino de los hombres está hecho de momentos felices, pero no de épocas». Pienso que la felicidad tiene un sentido metafísico, y tal vez no pertenezca a este, nuestro terreno, no se puede ser feliz cuando existe pobreza, miseria, sobre todo espirutual, y ello lo saben muy bien nuestros políticos, que secuestrados por la ignorancia, producto de la estupidez del poder, vienen llevando a la deriva a este paìs. Sin embargo, hay cosas que aún me permiten pensar que esta «creación» llamada felicidad sí existe, como los perros, la música, los libros, el cinem y los niños, y es que ahí, en estas experiencias, uno encuentra las herramientas para ser mejor, y expresar la realidad a quienes aún se encuentran afiebrados, apasionados y ocultos en un intenso mea culpa.

    Comentarios por Enrique Villegas — septiembre 20, 2008 @ 12:55 pm | Responder

  5. por q haces webadas

    Comentarios por pablo — octubre 3, 2009 @ 7:01 pm | Responder

  6. hola soi mica queria la ayuda de alguien porque tengo una tarea sobre lo que opina freud que la felicidad es inalcanzable….
    xque???lo busque pero no entiendo si alguien me puede ayudar las agradesco graxx

    Comentarios por hola alguien me puede ayudar tengo una tarea sobre freud,que el dice que la felicidad es inalcanzable....yo queria saber xq??y no encuentro nada sobre eso si alguien me puede ayudar seria genial..grax — octubre 15, 2009 @ 12:55 am | Responder


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